No hay ceños fruncidos
en el engaño de la mente.
Puerta abierta tan anciana
por dònde surge el viento
en primer rechinar.
Despejar la vanagloria
se hizo fàcil
con el reflejo de sangre en mi voz.
Hermano cìclico
soliloquio inquisidor
con destino de lona,
Sòlo el pasaporte
a lo absurdo te harà libre
y te haràs dueño de voces
ahuyentadas al ayer.
domingo, 28 de junio de 2009
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