Creì en todas las voces
que hidrataban al silencio
tratè de seguirles el juego
A ver què tanto!
y me vi en cìrculos urdidos,
entretelones
de rutinarias conversaciones
labradas en arena.
Sòlo sabìa creer en lo inconciente,
leìa tranquilo la propia ficciòn
y a lo largo de los brazos lunares
fui videojuejo a dos ruedas
en bùsqueda marital
de la muerte.
domingo, 28 de junio de 2009
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