sábado, 13 de septiembre de 2008

fragmentos de algo en torno a todo

Saco el arma de la mesa de noche, me levanto, voy al baño, me miro en el espejo, apunto el reflejo y disparo;apago la luz y vuelvo a la cama màs tranquilo. Mañana ya no estarè aquì pienso perdièndome un poco en los planes, perdièndome ya del todo en el sueño.
La cortina de plàstico blanco de este hostal, luz de amanecer soleado, me levantanto y ahora me habitùo a la luz sentado al borde de la cama. Me lavo cantando alguna canciòn, me doy cuenta de que ya no estaba el espejo esparcido en el piso y que ya habìan puesto uno nuevo; aùn son las ocho, es buena hora.
Me visto ràpido, recojo mis cosas, hago una bola de ropa y la encajo en la maleta, pongo los libros encima y presiono hacia abajo para que corra el cierre. Desde aquì al rìo no serà ni media hora, asì que emprendo el camino, veo como pasan los chivos, chanchos y gallinas a mi costado, guiados todos por una ancianita de unos setenta años que lleva una cantidad increíble de leños a sus espaldas, camina mirando el suelo, la saludo, ella levanta la cabeza y avanza.
Al voltear a verla veo que viene lento un automóvil lujoso y resplandeciente, es de la policia, algùn gustito que se han dado con el canon , sigo el paso, calculo la hora en mi sombra y hago un gesto de apuro. Ahora tengo el auto paralelo a mì y manteniendo el àngulo de mirada, vaya què cosa tan extraña pienso con ironía. Pero ahora soy yo el que volteo la mirada hacia ellos y claro ellos cambian la direcciòn de la mirada que sentía puesta encima.
Es un gordo que va al volante, moreno, azambado, debe ser de Piura y es de los que cree sabèrselas todas. ¿Còmo salgo de esta?... El otro es blanco andino y parece màs amable. Doblo en la esquina perdièndolos por un momento. Ahora tengo sombra fresca y ya no estàn los policìas, ellos voltearàn claro y me darè de cara con ellos cuando voltee a la izquierda; pero el contacto visual solo durarà los segundos del cruze, en caso de ir hacia la derecha no solo me alejarè del rìo, sino màs bien volverè a la situación de tenerlos al costado mìo y en la misma direcciòn, asì ya luego retomarè el camino.
Repaso los detalles, luego empiezo a pensar en los contendidos de mi bolsillo: el arma bolsillo derecho, bolsillo izquierdo los apuntes, bolsillo trasero cigarros y caramelos.
Llego a la esquina, està ahì el carro policia como lo habìa previsto y justo al cruzarnos se detiene el auto y se bajan los dos policìas:
-Señor un momento por favor, yo sigo de frente .
- Señor, vuelve a decir esta vez en un tono màs alto pero yo sigo mi camino. Ahora los dos en un movimient alaracoso y desproporcionado corren hacia mì haciendo sonar un pito enorme que hizo voltear a las pocas personas que habìan en ese sector del pueblo, yo volteo sorprendido y lo saludo con una sonrisa:

- Sì señor, buenos dìas, le digo al policia blanco, ¿disculpe estoy yendo hacia el rìo es este el camino correcto? ,le pregunto, confiando en que su adiestramiento policial le harà responder primero y que para eso adoptarà la solemnidad clàsica al darle información a un foràneo como quien le da sentido a su servicio a la patria ; èl no tarda en señalarme el camino con buen semblante.
-Muchas gracias, le contesto. Interviene de pronto el otro policía.
De dònde viene usted, me increpa con voz de mando, lo miro responderle su apellido escrito en la solapa, puesto ahì justamente para ocaciones como esta mirar el apellido en la solapa significa, ¨a ver quien mierda eres tù y porque que me hablas asì¨ y tambièn ¨tù no sabes quien soy yo asì que cuidado la cagues¨ (ràpida aluciòn a la corrupción dentro de su instituciòn) Tàvara leo y luego le respondo muy respetuoso.
- Yo soy cuzqueño señor, y vengo a conocer estas tierras respondo amable, como quien le acaba de recibir su chicha en poto, pero no logro mucho aùn porque èl me mira serio.
- Documentos por favor, replica, en ese momento miro al policia bueno, para que me explique que es lo que pasa.
- Hay redada señor y se esta pidiendo documentos a todos
- A todos los sospechosos lo interrumpo sacando mis documentos indignado y con la furia contenida, se los entrego sin temor y pregunto inmediatamente
- Sospechoso de què, si se puede saber.
Es por la reuniòn de la Apec dice el blanco, estàn agitando a los pueblos, rebrotes le llaman señor.
El piurano con mis documentos ya revisados en la mano me dice.
- Permìtame, revisarlo ya lo dice en un tono màs calmo.
- Eso sì que no se va a poder señores, digo serio y con voz clara, tanto abuso no les permito, les digo a los dos que se quedan confundidos, en ese su segundo de silencio añado, he venido a conocer , no me hagan pasar este mal rato, pongo la maleta en el piso de mala gana. Abro la maleta ven los libros, algo de ropa.
- Vengo de Santiago y voy hacia el rìo Señor, al verlos tranquilos, la cierro y me la pongo al hombro, se despiden y yo los miro con gesto de que comprendo su situaciòn pero que su actitud no la tolero; ellos van hacia el carro, y yo pienso en que el arma sonò fuerte contra el piso cuando puse la maleta en el suelo, ¿como pudieron no darse cuenta del sonido seco del acero? ¿no serà que incluso ellos se dan cuenta de que las cosas deben cambiar?
Llego al rìo, esto no me llevarà mucho tiempo y cuentan conmigo, si no hago esto hoy, las cosas se podrìan complicar, lo arruinaria todo y no me lo perdonarìa. Sentado ya, acomodo mis cosas, saco el arma apunto mi reflejo en el rìo y le disparo una vez màs y ahora trato de soñar escuchando el rugir del rìo.

Respeto a toda expresiòn artìstica , solidaridad con La Escuela de Bellas Artes del Perù.




Escrito y publicado por Enrique Mosqueira.

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